La danza sufí procede de Turquía. Formaba parte de los ceremoniales religiosos populares que se celebraban para conmemorar los cumpleaños de los imanes santos.
Los egipcios la han adaptado a sus gustos. Mientras los turcos llevan una sobria túnica blanca, los cairotas visten pesadas faldas de vivos colores.
Consiste en girar sobre uno mismo hasta alcanzar un estado de éxtasis, donde los danzantes afirman sentir como su alma abandona el cuerpo para elevarse a un estadio místico.
Esta danza constituye una demostración del arte popular llena de color y vistosidad.
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