martes, 27 de julio de 2010

Coffee break








Los españoles tenemos fama de ser grandes amantes del café. De hecho, todas nuestras quejas y lamentos van dirigidos hacia este aromático elixir cuando viajamos al extranjero o nos hospedamos en un hotel. Definitivamente, no nos gusta el "café de calcetín". Como bien dice la frase, el café tiene que ser negro como la noche y caliente como el infierno.

El hecho de tomarnos un cafelito forma parte de nuestra vida social. Nos encanta disfrutar de una buena conversación acompañados de un buen espreso. También marca nuestros horarios, el del desayuno (sino no somos personas), el de media mañana, el de después de comer, a media tarde...

Pero, ¿os habéis parado alguna vez a pensar de cuántas maneras podemos tomarnos el café los españoles? Es muy cotidiana la escena de ver a un grupo de amigos sentados en la terraza de un bar tomando café, nadie lo quiere igual: "uno con leche, uno solo, el mío cortito de leche, pues el mío con la leche fría, uno largo, el mío corto, dos con hielo, un cortado con sacarina, yo también un cortado pero descafeinado, un carajillo de wisky, otro de ron...", si hiciéramos esto en el extranjero nos mirarían como si estuviéramos poniendo a prueba la paciencia del camarero, pero los de aquí, en cambio, saben que en cuanto al café: 50 españoles, 50 opiniones.

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