Mañana es San Valentín, y como cada año, me lanzo a la búsqueda del regalito de rigor. Me acerco a la tienda para comprarle a mi pareja su colonia, y me comunica el vendedor que la marca ha cerrado la fábrica y que tan sólo quedan un par de frascos en stock.
¡Otro daño colateral de la crisis y otra pérdida más que añadir a nuestras señas de entidad! En un arrebato de romanticismo compro todos los frascos pues me niego a olvidar a que olía el chico que me enamoró y a como olían sus primeros abrazos.
Feliz San Valentín!
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