Gaudí no dejó muy claro de como debía ser el recubrimiento escultórico de la fachada de la Pasión de la Sagrada Familia. En 1987 se encomendó el trabajo de terminarla a José María Subirachs. Este aceptó con la condición de que pudiera utilizar su estilo propio para no crear confusión con la obra original de Gaudí. El artista respetó las características generales gaudianas pero adaptando los detalles a la estética moderna.
Uno de estos elementos es un criptograma de 16 cifras que permite 310 combinaciones diferentes, sumando siempre 33, la edad de Cristo cuando murió. Si nos fijamos veremos que hay dos números que aparecen 2 veces como el 10 y el 14 y faltan el 12 y el 16 y es que no se pueden conseguir números impares, como el 33, sin repeticiones.