jueves, 12 de noviembre de 2009

La Medina de Fez: Una ciudad de las 1001 noches






Una vez se ha traspasado alguna de las puertas de la medina, da la sensación de haber viajado en el túnel del tiempo. De pronto, aparece una ciudad más propia de los cuentos de Aladino, que del siglo XXI. Un estallido de sensaciones, olores, colores y sonidos invade al visitante atrapándolo en un halo de fascinación.

La medina medieval está formada por más de 9.400 angostas y oscuras callejuelas, que van formando el entramado laberíntico de una ciudad, en la cual es imposible no perderse. Los guías cuentan que si ves a alguien vestido a la usanza árabe, pero con rasgos europeos paseando por sus calles se trata, sin duda, de algún extranjero que en su día se perdió y no pudo volver a salir.

La medina está organizada en diferentes zonas: la residencial, la dedicada a los mercados donde se vende comida, productos de belleza... pero, sin duda, la más espectacular es la zona que se divide en gremios (tejedores, tintoreros, sastres, orfebres, vidrieros, curtidores y un largo etcétera), todos trabajando con métodos milenarios.


La vida en la medina








Botellas con agua de rosas para uso cosmético.












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